miércoles, 13 de enero de 2010

El primer astronauta japonés visitó Lima

Mamoru Mohri es de aquellas personas que pueden decir, con el pecho bien inflado, que han sido capaces de cumplir su sueño anhelado desde niños. En 1992, este científico fue el primer japonés en convertirse en astronauta y viajar al espacio. Esa experiencia única en el mundo la pudo repetir en el 2000.

Hoy se desempeña como director del Museo Nacional de Ciencias Emergentes e Innovación (Miraikan), que presenta los últimos avances en ciencia y tecnología de una manera comprensible y entretenida, para así demostrar que estos campos son una parte integral de la vida.

Gracias a la Embajada del Japón, la Asociación Peruano-Japonesa y el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec), el doctor Mohri ofreció en Lima dos charlas magistrales sobre lo que necesita la Tierra para seguir sobreviviendo. El Comercio tuvo una conversación en exclusiva con el científico japonés, en la que este recordó cómo su afición a los mangas (cómics nipones) de Astroboy le abrieron el apetito voraz por la ciencia y la tecnología.

Doctor Mohri, ¿cómo nace su atracción por la ciencia?
Existieron dos grandes motivos. El primero fue el manga de Astroboy, que se trata de un científico que crea un robot muy útil para el ser humano. Yo quería ser un científico que realmente sirviera a la humanidad. El otro motivo fue que vi un eclipse solar. Entonces me di cuenta de que hay una serie de misterios científicos que el ser humano no ha logrado revelar. Yo quería ser científico para descubrirlos.

Años después se convirtió en profesor de la Universidad de Hokaido…
Primero me dediqué a la investigación sobre la fusión nuclear y luego dirigía a otros investigadores de posgrado que hacían doctorados o maestrías. Enseñaba fusión nuclear y ciencia superficial, temas bastante amplios.

¿Y cómo así se convierte en astronauta?
Como todos los niños, yo de pequeño deseaba ser astronauta. Estaba en segundo de secundaria cuando vi al primer astronauta, Yuri Gagarin, viajar al espacio. En aquel entonces los japoneses no podían ser astronautas, solo se le permitía a los estadounidenses y a los rusos. Por eso decidí ser científico. Cuando tenía 35 años el Gobierno Japonés hizo la convocatoria para tener astronautas japoneses. El requisito esencial era ser científico para realizar investigaciones y experimentos. Recordé mis sueños de pequeño y me inscribí. Hubo muchos candidatos y, luego de un largo camino de dos años, fui seleccionado.

Ser astronauta era su sueño de niño. ¿Cómo se sintió la primera vez que estuvo en el espacio?
Como yo estudié fusión nuclear, lo que más quería ver al estar en el espacio era el Sol. Pero el Sol que uno ve desde la Tierra es algo muy cálido y que inspira un sentimiento de gratitud. Sin embargo, el Sol que se aprecia en el espacio es una luz completamente blanca sobre un fondo negro. Lo que uno siente es temor ante eso. Por otro lado, también me impresionó ver la Tierra, que brillaba debido al mar y a la atmósfera.

Fue un largo trayecto para cumplir el sueño…
Son 30 años que me tomó cumplir mi sueño, porque lo de Gagarin lo vi a los 14 años y viajé por primera vez al espacio a los 44 años. Entonces comprendí que cuando uno desea fuertemente algo y se esfuerza bastante, logra cumplir su sueño. No puedo describir la gran emoción y la alegría que sentí al realizar ese primer viaje.

Pero usted regresó luego al espacio. ¿Cómo fue la segunda vez? ¿La experiencia fue igual?
Fue totalmente diferente. En la primera vez simplemente era cumplir mi gran sueño de pequeño y en la segunda la motivación era poder realizar mi labor. En la primera vez uno experimenta la inexistencia de la gravedad en el espacio y me preocupaba lo que le podría pasar a mi cuerpo y no pude concentrarme a plenitud en lo que debía hacer. Así que me pude dar de lleno en el trabajo.

¿Cómo se maneja la falta de gravedad, la grandeza del espacio y la necesidad de solucionar cualquier problema que se presente en el espacio?
Primero hay cinco años de entrenamiento básico para estar preparado para ir el espacio. Luego vienen dos años más de entrenamiento especial, todo en la sede de la NASA. En estos entrenamientos en la Tierra se cometen muchos errores y tropiezos. Incluso en muchos simulacros de despegue resulté “muerto”. Pero son tantos entrenamientos que se logra superar las dificultades que existen, que permiten viajar al espacio y regresar vivos.

Teniendo en cuenta que los jóvenes tienen muy poco interés por la ciencia, ¿qué mensaje les da para que se interesen en ella?
Creo que se debe a que la mayoría de gente no se da cuenta lo cerca que se está de la alta tecnología. Un claro ejemplo son los celulares, que se han vuelto parte de la vida de uno. Definitivamente, una sola persona, un solo país no podrá hacer nada por salvar al mundo. Pero si los jóvenes de todo el planeta usaran el material de alta tecnología al que tienen acceso y tomaran interés por un determinado problema, creo que ayudarían a resolverlo. Mi labor es dar a conocer los problemas que afectan al planeta y las oportunidades para solucionarlos.

LA FICHA
Nombre: Mamoru Mohri.
Nacionalidad: Japonesa.
Profesión: Científico.
Edad: 62 años.
Cargo: Director general del Museo Nacional de Ciencias Emergentes e Innovación.
Trayectoria: Fue seleccionado como el primer astronauta japonés por la Agencia Nacional de Desarrollo Espacial en 1985. En 1992 realizó un vuelo en el transbordador espacial Endeavour. En el 2000, nuevamente hizo un vuelo en el Endeavour como especialista de misión de la NASA.

fuente: el comercio

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