miércoles, 6 de enero de 2010

Energía a base de heces de cerdo

Universidad colombiana logra producir energía a base de heces de cerdo

“Imagínese que en una finca sin conexión al tendido eléctrico, una grabadora pudiera encenderse con la energía que producen en el corral cientos de microorganismos atiborrados en los excrementos de los cerdos”, dice el estudiante Marco Arturo Muñoz, quien junto a un grupo de profesores y compañeros del Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia comprobó que, con tecnología colombiana y un buen respaldo, esto puede ser posible.

Este proyecto fue elegido por el Consorcio Iberoamericano para la Educación en Ciencia y Tecnología como uno de los seis mejores de América, en un concurso que apoya iniciativas que desarrollan ideas para producir energías alternativas.

Marco Arturo Muñoz asegura que desde hace 30 años se sabe que algunas cepas bacterianas tienen la capacidad de producir energía. En tiempos recientes se ha potenciado esa posibilidad con las membranas de intercambio protónico (tejido que solo permite el paso de protones), instaladas en sistemas que permiten generar energía. Este factor hace costosa esa tecnología.

“Por eso, la pregunta científica se centró en saber si en Bogotá se podía hacer ese tipo de sistemas a partir de bacterias aisladas en un biodigestor de la Sabana. La literatura habla de bacterias anaerobias de ciertos medios específicos para ese fin. Me dije: ‘un biodigestor las tiene’. Entonces estudiamos si esas bacterias locales eran capaces de hacer la energía eléctrica”, explica Muñoz.

Una de las innovaciones es la experimentación con un biodigestor ubicado en tierra fría, lo cual resulta curioso si se tiene en cuenta que dichos sistemas necesitan temperaturas superiores a los 27 grados para funcionar. El grupo de estudiantes, dirigidos por la profesora Catalina Arévalo Ferro, observó y corroboró que, en esas condiciones, las bacterias eran capaces de producir energía.

La profesora Catalina Arévalo Ferro, quien acompañó al estudiante de Biología en todo el proceso, destacó la iniciativa del joven por sacar la idea adelante. “Es importante decir que Marco obtuvo la ayuda de muchas personas, a pesar de que su proyecto no hace parte de un trabajo de grado o de tesis. Es así que tuvo la posibilidad de acceder a laboratorios como los de biotecnología, lo que le permitió obtener esos buenos resultados”.

Hoy en el mundo los proyectos que tienen que ver con la búsqueda de energías alternativas reciben buena atención, en especial de países europeos, que son los más adelantados en el tema.

Marco Antonio además se guió por proyectos similares que se llevan a cabo en Estados Unidos. “La idea es que este proyecto se convierta en mi trabajo de grado para seguir explorando esta área, que tiene muchas posibilidades”, dice el joven. Ahora, el reto es que estos descubrimientos se apliquen en una planta piloto, algo que no es fácil, pero que con el adecuado respaldo podría ser realidad en mediano tiempo.

fuente: universia

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