sábado, 23 de enero de 2010

Buscar rector para Tacna

SE BUSCA RECTOR

Titulo este artículo usufructuando una frase de mi amigo y colega Fernando Cáceres Yañez. Para la Universidad Nacional Jorge Basadre Grohmann (UNJBG) es un gran problema tener autoridades legalmente elegidas, más aun legitimadas en sus cargos; analizar el asunto es tener que someterse a un ejercicio enojoso y lastimoso, pero necesario, ya que para quienes somos miembros de esta importante institución es una preocupación porque las consecuencias de esta situación significan dificultades tan sólo para nuestros estudiantes. Por ello es que surge la necesidad de responder a la pregunta ¿por qué no se puede elegir rector?

La comunidad universitaria quiere y anhela una estabilidad académica y administrativa, y espera que sus representantes elegidos cumplan con los encargos recibidos en los votos, esto es, el desarrollo académico y administrativo por un lado, y por el otro, elegir a las autoridades legalmente, por cuanto nos han llevado a este estado de crisis que ya no sólo es académico y administrativo, sino también de valores. Alcanzar tal propósito de parte de las autoridades actuales significaría enfrentarse con variedad de circunstancias. Así por ejemplo, hay quienes generarían un análisis con eso de "hay que hacer historia" y tratar de desenredar el nudo en alguna de las tramas pseudo-políticas que han gobernado en años pasados, recordando la fatal participación de los representantes de alguna organización que al interior de la universidad haya mostrado intenciones arribistas y de tozuda obsesión por el poder; sin embargo, esta postura sólo generaría un vórtice de elucubraciones sin sentido y sin fin. Tal vez otros establecerían la necesidad de ver en quienes ostentan el poder actualmente, cuáles son sus intereses, cuáles son sus aspiraciones, cuáles son los motivos que los sostienen en tal posición. ¿Por qué se entorpece y manipula el desarrollo de la institución al punto de llevarnos a generar una intervención externa? No faltan quienes afirman que la Asamblea Universitaria, que tiene entre sus principales funciones elegir al rector y vicerrectores, han mostrado subordinación a intereses e incapacidad, por tanto, son merecedores de la destitución. También considerar a los fatalistas que afirman que "la universidad es un reflejo de la sociedad, pues la sociedad en general está en crisis, por tanto, la universidad también lo está". Afirmación totalmente falsa, ya que para quienes han seguido un tanto la historia de las universidades, saben que estas instituciones siempre han sido el embrión que generó los grandes cambios sociales, no solamente en América Latina. Después de todo, tal vez la razón sustente algunas de esas posturas, ya que son clara evidencia de la herencia de la universidad del siglo pasado, o tal vez el concepto atávico presente en quienes no se han percatado que en el mundo, las estructuras social, económica, filosófica y educativa cambiaron hace mucho tiempo.

Pero hay posturas de mayor detrimento para la institución, aquellas que tratando de ser muy legalistas se apoyan en la Ley Universitaria 23733 y en el estatuto de la UNJBG. Se debe tener en cuenta que la Ley Universitaria data de 1984, o sea, más de 25 años, parchada por los gobiernos de turno, parches que desvirtuaron en muchos aspectos la esencia de la universidad. Por ejemplo, se dejó de lado la graduación y/o titulación con tesis, que va en contra de la exigencia de investigación; se incumple los artículos que consideran la economía de la universidad, por ejemplo, los haberes de los docentes, recorte del presupuesto de la universidad peruana, dejando que cada cual genere sus ingresos propios, pero se exige actualización académica, producción científica y tecnológica, con políticas mezquinas para la capacitación docente y administrativa o incremento de infraestructura, implementación y equipamiento.

Pero me refería a la postura legalista apoyada en la Ley 23733. Si bien es cierto que se busca tener autoridades dentro de un marco legal, se cae en el error de hacerlo sin importar su legitimidad, esto es, que aparte de que cumpla con los requisitos, debe ser capaz de gerenciar la universidad. Sin embargo, hay quienes indican que sólo pueden ser rectores los docentes que ostentan el grado académico de doctor, y se han encargado de vender esa sospechosa idea. La ley, al respecto de los requisitos para ser elegido rector, menciona en el artículo 34, letra c: "Tener el grado de doctor, o el más alto título profesional, cuando en el país no se otorgue aquel grado académico en su especialidad". Como se puede apreciar, literalmente menciona que no sólo los que ostentan el grado de doctor pueden tener acceso al rectorado. Lo que significa que en la UNJBG hay una significativa cantidad de docentes que cumplen con los requisitos para ocupar los cargos de rector y vicerrectores. De allí lo sospechoso de esta postura. Además, cabría preguntarse: ¿existe algún doctorado en el país o en el extranjero que forme rectores? ¿Ser doctor es una garantía para ser un buen rector? La respuesta a estas dos preguntas es no. Los doctorados son estudios que conducen a la formación de académicos investigadores específicamente, y no para formar administradores de una universidad.

Si se trata de elegir doctores, se puede afirmar que en la UNJBG sí los hay. Preguntaríamos entonces: ¿cuántos aceptarían ser rector o vicerrector? De ellos, ¿cuántos aceptarían el cargo, sabiendo que luego serán sometidos a la serie de presiones de quienes los llevaron al cargo, para que les satisfaga sus apetitos personales o de grupo? De ellos, ¿cuántos obtendrían los votos necesarios para ser elegidos?

Bueno, entonces ¿por qué no se puede elegir las autoridades en la universidad? Si tenemos una Asamblea Universitaria legalmente elegida, pero ilegítima, por cuanto no cumple con el encargo de elegirlos. Y el Comité Electoral, que por el incorrecto mecanismo de su elección queda expuesto a responder a los intereses del grupo mayoritario de la Asamblea Universitaria.

Sea cual fuere el argumento que se ensaye, ninguno permite encontrar la respuesta al real problema que abruma a la UNJBG, como tampoco explica la razón de por qué tuvimos que llegar a la situación de permitir, querer o desear que se intervenga la universidad por agentes externos, que por los conocidos antecedentes, es muy mala experiencia y la peor opción. Por tanto, seguiremos en la necesaria búsqueda de un rector con la reiterada reflexión de una comatosa universidad.

fuente: correo

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